Hemos heredado los genes que han ido sobreviviendo a unas condiciones extremas durante miles de años. El mundo ha cambiado desde entonces, pero ellos aún nos siguen conduciendo como si viviésemos en esas condiciones tan extremas.

Los genes que han sobrevivido, son los mejor adaptados para aquel entorno tan hostil: los que resultaron útiles en aquel momento, que fueron los que tenían una gran capacidad reproductiva, que les permitió adaptarse constantemente a los cambios del entorno; y los que propiciaban un fuerte intercambio de parejas, que con el cruce de linajes resultante, los hizo mas fuertes genéticamente.

Ocurre, aunque nos cueste creerlo, que nuestros genes aún siguen haciendo lo mismo: Nos siguen impulsando a reproducirnos y al cambio de parejas, y esto nos provoca fuertes emociones de felicidad y sufrimiento. Pensamos que conducimos nuestra vida, pero en realidad son ellos los que nos obligan con premios y castigos a seguir su programación